Leyendo la epístola

Leyendo la epístola

miércoles, 28 de mayo de 2014

LA ZORRA Y LAS UVAS






Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, la robaban todas las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo presto para acudir con la escopeta. La pobre estaba muertecita de hambre, cuando encontró unas parras silvestres, de las que colgaban unos suculentos racimos de uvas doradas. Debajo había un pequeño muro de piedras como para protegerlas. Al fin va a cambiar mi suerte, pensó relamiéndose de gusto. Parecen muy dulces, se puso a saltar intentando alcanzarlas. Pero se sentía muy débil, así que se dijo:"no las quiero están verdes".Resulta que si no hubiera tenido tanta hambre,hubiera subido al pequeño muro y desde allí, parándose a dos patas sin apenas esfuerzo coger los sabrosos racimos. Esta vez el hambre hizo nublar el pensamiento de doña zorra.Hay que esforzarnos para conseguir lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar saltos cuando lo que necesitamos es estirarnos, para conseguir lo que necesitamos.

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