Es un compendio de cosas prestadas y mías. Con ello no pretendo más que pasar un buen rato y tener juntas mis cosas .
Leyendo la epístola
domingo, 27 de julio de 2014
nada en la vida es producto de la casualidad
"Nada en la vida es producto de la casualidad o la coincidencia, lo que hagamos en este mundo mientras la materia del cuerpo siga viva ,tendrá repercusiones en la eternidad de nuestro espíritu"
domingo, 20 de julio de 2014
Importantisimo
Todos
estamos de visita en este mundo y lugar. Vinimos de paso, para observar , aprender, amar crecer y después....volver a casa.
martes, 15 de julio de 2014
Levi el recaudador
Me llamo Leví, aunque me conocen por "Mateo". Conseguí un puesto de recaudador de impuestos en un pueblo fronterizo: Cafarnaún. Era, pues, un publicano y la vida me iba bien: tenía una casa decente, me codeaba con lo mejor de la ciudad. Pertenecía a, lo mejor del pueblo: éramos pocos los que podíamos presumir de ello: los publicanos por nuestro dinero, los rabinos por la influencia en las gentes, los sacerdotes por el prestigio, y los soldados por la fuerza. Seguramente no os estoy diciendo nada nuevo, pues entre vosotros también hay gente privilegiada. Pero alguna sombra había: yo era un pecador y la gente del pueblo me despreciaba. Pero un día algo pasó, mejo dicho alguien trastocó toda esa seguridad que tenía. Era un don nadie, que apareció por el pueblo, se acercó a hablar conmigo: se llamaba Jesús, sin pedir ni ofrecer nada, yo pensé que era una treta para pegarme un sablazo, pero, después de haberle tratado bastantes días, me di cuenta que no era mi situación privilegiada lo que andaba buscando, sino simplemente yo, eso me desarmó y me descolocó. Podemos fijarnos en la gente pudiente de nuestra ciudad, quitarles la posición social y veréis en que se quedan, a quien importan sus vidas. Pues este "don nadie" que se llamaba Jesús se acercó a mí, sin importarle nada ni mi dinero, ni mi posición social solamente le importaba yo. Por eso le invité a un banquete que daba a mis amistades, no tenía muchas esperanzas de que acudiese, pero mi sorpresa fue grande cuando le vi aparecer con sus amigos, porque una cosa es que no buscase nada de mí y otra cosa que se jugase lo único que poseía: su fama. Aquella tarde comprendí que me quería por mí mismo, sin importarle nada más, solamente quería estar conmigo. Aquello me llenó y comenzaron a sobrarme muchas cosas, vendí mi puesto de cobrador de impuestos hice bolsa común con Jesús y me fui con él. Era un mundo desconocido, se acercaban a nosotros personas con toda clase de problemas, enfermos contagiosos, Él a todos atendía sin descanso, sin importarle si era sábado, aquella gente debía tocar la fibra más sensible de Jesús a todos atendía sin descanso sin importarle si eran impuros, a todos abrazaba con cariño podía ser una viuda, o el jefe de la sinagoga les consolaba y.... hasta los curaba. Con la alegría de estos desgraciados yo empecé a ver que eran dichosos simplemente los que se sentían amados y para eso tenían muchas ventajas con Jesús, los más desgraciados yo había tardado en darme cuenta, pero ahora me sentía feliz en ese mundo. Al lado de Jesús, empecé a sentir cariño por esa gente desgraciada, a sentirme a gusto secando una lágrima, compartiendo con ellos mis cosas en fin amando a mis semejantes. Este es el primer mandamiento que aprendí con Él. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
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